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Mi gran obra |
En "Boyhood", Richard Linklater deja que el tiempo transcurra, doce años, sobre actores y personajes, y rueda una historia sobre el transcurrir de la vida en los momentos que son puro inicio. Vamos conociendo a los personajes y sintiendo la mano del tiempo. El sentido aparece por acumulación de instantes, todo se va volviendo poco a poco más denso y entonces aparece el relámpago: Percibimos en un instante algo de sentido, que luego se escurre, como pasa en la vida.
Esta es la tercera vez que "Mi gran obra", de David Espinosa, llega a Madrid y por fin he podido verla. La espera ha valido la pena. ¡Cuánta belleza! Una pieza sugerente, llena de poesía, en la que la acumulación de imágenes (sí, otra vez la acumulación), lo nuevo que entra en escena, produce sentido, dando dinamismo y teatralidad a la propuesta de juego. Un trabajo delicado, exigente y rico, que apetece ver otra vez, nada más acabar. El principio y el final, deslumbrantes.
Acaba bien el verano, empieza bien el otoño.
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