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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Berger. Aquí nos vemos

Mirad esta foto. Un hombre hermoso que mira.
A veces, un libro es una conversación.
Yo he tenido una con el hombre de la foto. Él habla. Me habla.

Lo esencial. Recordar el sabor, el color, la textura de algunas frutas. (Un descubrimiento: el melón tiene en su sabor algo de luz y algo de oscuridad. Es verdad) Pasear por los mercados. La receta de una sopa. Encuentros con los vivos y los muertos. Los lugares y nuestro vínculo con ellos. Mirar. Moverse. Los otros como geografía. Nuestra vida como una geografía de cuerpos. (A veces, alguien es toda una geografía. Bueno, quizá todos los cuerpos explorados, deseados, lo son) Los lugares son los sitios donde están y se mueven los cuerpos (y su recuerdo). Lisboa, Ginebra, Cracovia, Londres, Madrid...
Y siempre, lo esencial, lo primitivo, lo sencillo, aquello que nos hace ser quienes somos. Aquello de lo que no podemos prescindir. Los encuentros que nos hacen ser quienes somos.  Borges. (Releer el capítulo de las frutas, qué hermoso. Sí, probé las ciruelas damascenas y chupé el humo de su piel).
Una conversación espléndida, eso es "Aquí nos vemos", de John Berger.

sábado, 17 de septiembre de 2011

un apunte

Hay historias que se resisten a nacer, como esos bebés que parecen tener miedo de salir del vientre de sus madres y no se colocan, están de nalgas, por ejemplo. A lo mejor está bien.
A lo mejor no tienen por qué ser una gota más en el océano inmenso de las historias. A lo mejor son orgullosas y quisieran ser únicas. No lo son.
Este dibujo es de una de esas historias. Se escapó de la punta del lápiz así,  quiso ser dibujo (que no es lo que mejor sé hacer).
A lo mejor es lo que tiene que ser: un apunte, un esbozo, un juego.

martes, 13 de septiembre de 2011

Vagabundeos

Hace tres años iba caminando por la Latina, uno de los barrios más bonitos de Madrid (para mí, el más bonito), y en el comienzo de la calle del Águila me encontré una carta del tarot. Era el Loco. El arcano sin número. El caminante. La recogí. Tengo la carta en el corcho de mi estudio. Tiene colores alegres y me cae bien el personaje que camina con un hatillo al hombro. Tengo también en el corcho un anuncio que encontré en un periódico hace ya casi veinte años: "Se busca chica para circo". La carta y el anuncio me recuerdan imágenes y sueños queridos cuando era niña: la vida nómada de los artistas del circo, el vagabundeo, la aventura, ser trotamundos, vagamundos. Tanto el anuncio como la carta me hablan, me dicen "Ahí está el camino, justo al borde de tus pies, ¡camina!". Me hablan de inicios y de posibilidades. Jodorowsky, en su libro sobre el tarot dice que la frase del Loco es: "Todos los caminos son mi camino". Mi pensamiento vagabundea, (hay días así), y recuerdo también el cuento de Rodari, "El camino que no iba a ninguna parte", que invita a recorrer esos caminos que parece que no van a ningún lado, porque "hay más partes que caminos" y porque "algunos tesoros sólo existen para los primeros que emprenden un camino nuevo".
Acato la orden: Hay que caminar. Lo importante es moverse. O en palabras que fueron lema de Karen Blixen, la maravillosa narradora danesa que escribió bajo el pseudónimo de Isak Dinesen, "Navegar es necesario, vivir no."

PD: Si quieres saber un poco más acerca de "El camino que no iba a ninguna parte", mira en El Libredón, el videoblog de literatura infantil y juvenil de Soledad Felloza

jueves, 1 de septiembre de 2011

Viajar

Nos encontramos a Josefa triste porque ya se acaban el buen tiempo y las vacaciones. El Buraquiño, su restaurante, está a la orilla de una carretera no muy transitada en la península del Morrazo. Le comento que se aburrirá en invierno. Y me contesta que aburrirse no, que con las labores de la finca no tiene tiempo de aburrirse. Tienen vides. La conversación se interrumpe y entonces me doy cuenta de que su tristeza, esa cara de otoño que se le ha puesto, como dice Cristina, tiene que ver con la gente. Con su ausencia. Se van los que vienen de fuera, sus caras y sus noticias. Y sí, necesitamos eso también, noticias de fuera, caras que nos cuenten de otros mundos diferentes de ese al que pertenecemos. Lo que le trae a Josefa el verano no son solo clientes, sino caras e historias. Viaje.
El verano es una buena estación para viajar, invita. Y hay muchas maneras de moverse. Decía Henry Miller que viajar sin moverse del sitio es la mejor manera de hacerlo. La manera de Josefa, por ejemplo. A mí me ayudan los libros. Este verano, dos me han hecho viajar, me han traído noticias de fuera: "Crónicas del sochantre" de Álvaro Cunqueiro y "Aquí nos vemos" de John Berger. Cunqueiro y Berger me encantan, me seducen. En esta ocasión, por una de esas casualidades que tiene a veces la vida, los dos me ofrecen como cicerones a muertos. Ahora que lo pienso ¿qué mejores guías podríamos desear? En ambos libros han sido cicerones divertidos y tiernos que me han mostrado mundos ajenos, lejanos. Y que seguían teniendo esa necesidad que tenemos los vivos de contar historias, su historia, de hablar acerca de la vida. Quizá ellos más aun que nosotros, pues lo único que les queda es precisamente eso: su historia. ¿Tendrán los muertos un restaurante como el Buraquiño donde alguien tenga la cortesía de darles conversación y escucharles? ¿Pasará por la orilla del camino donde esté el restaurante la carroza donde iba madame Clarina de Saint-Vaas? ¿Ken y el verdugo de Nancy tendrían algo de qué hablar?