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domingo, 29 de julio de 2012

domingo, 15 de julio de 2012

Mudanzas

Extraña cosa los cambios, las mudanzas, aunque sean temporales. Estoy aquí, en Bogotá, trabajando. He llegado a esta ciudad hace tres semanas. Comienzo a orientarme en ella, ya he caminado por algunas de sus calles, montado en taxi y busetas, ido al teatro cuatro veces (a cuatro salas diferentes), una vez al cine, entrado en una librería, una biblioteca, un museo, una perfumería, un supermercado, una oficina de correos, una universidad... Cambian los nombres de las cosas, como frutas de sabores desconocidos, son diferentes las marcas de los productos que consumo, no reconozco los rostros con los que me cruzo en la calle. Me han salido al paso dos aprendices de funambulistas (una en un parque y otro en una plaza) y una mujer con maquillaje de clown que hablaba sola por la calle. He visto paraguas amarillos como el de Madlenka. He dado la mano a un cantante lírico. Me ha empapado la lluvia. He visto un arcoiris pequeño y gordito tenderse como un puente entre dos ventanas de aceras opuestas. Conozco gente nueva, hago nuevos amigos y amigas. Y así, imagino, casi sin darme cuenta, no sólo he cambiado de ciudad sino que yo misma voy cambiando.