Retomo la fluvioterapia y, en esta ocasión, cuelgo en mi botica particular de tramos de ríos, este breve rumor de un reguero del Páramo, a la entrada del Parque de la Prehistoria de Teverga. Si los rumores de río no te curan la melancolía que produce a veces el impredecible abril, siempre quedará la posibilidad de ir a la peluquería.
Dice don Álvaro Cunqueiro que entre los kembe-bezé, "un corte de pelo o un afeitado correcto, curaba determinada enfermedad". No sé si habrá algún peluquero o peluquera sabios en esto que tal vez podríamos llamar piloterapia, pero ir a la peluquería, (siempre y cuando el corte de pelo favorezca) yo lo atestiguo, es un remedio probado contra la astenia primaveral.