este es un otoño inquieto para mí. voy de un lado a otro, las historias que cuento me llevan a sitios a los que seguramente no hubiera ido si no llega a ser por mi oficio de contar. Biel es uno de esos pueblos bonitos que he conocido. está en la Comarca de las Cinco Villas, al norte de la provincia de Zaragoza. el camino es bonito, sobre todo el último tramo, lleno de árboles. en Biel hay judería, una de las más importantes de Aragón, porque casi la mitad de los habitantes del pueblo eran judíos en el siglo XV. cuando llegas ves la Torre de Biel, que parece que te saluda. el pueblo se asienta a orillas del río Arba de Biel y el rumor que recogí es de un pedacito del río pegado al puente. cuando llegamos hacía un sol maravilloso y olía a pan. hubo cola en la panadería antes, mientras y después de la función de cuentos que fui a hacer. me llevé a casa un pan riquísimo; el rumor del río Arba de Biel; un bocado grande de pan de llama que un señor nos ofreció: una delicia con azúcar y canela; las risas de un bebé y la pregunta de Inés, una niña que me escuchó bonito: ¿tú volverás?
y la verdad es que querría.